Música y letra de Irving Berlin. Basado en la película del mismo título de la RKO de 1935.
Aldwych Theatre, Londres. World Premiere
Production. Octubre de 2012.
Aldwych Theatre |
No se me ocurre nada más
atractivo de ver que esta obra en Londres, la ciudad en que transcurre el primer acto. Un
extraordinario repertorio de Irving Berlin
en el que a las canciones
compuestas para el film se añaden otros temas míticos del compositor. Un
homenaje a las estrellas del musical americano de los años treinta, Fred
Astaire y Ginger Rogers, respetando la fantástica decoración art decó que caracterizó el estilo
visual de los films de la RKO.
Es una oferta irrechazable para
alguien que, como yo, formó su paladar musical con las películas de Astaire y
Rogers. Los compositores que trabajaron para aquellos films -Berlin, Porter,
Gershwin, Kern- siguen siendo mis favoritos.
El show, con las comprensibles
adaptaciones a la escena teatral, consigue mantener la atmósfera original. Elegancia,
diversión, frescura. Entretenimiento para épocas difíciles. La clave: el
respeto al original y la notable calidad de la producción.
El impulsor del proyecto,
Kenneth Wax, estaba convencido de que Top Hat podría triunfar
en los escenarios actuales. El éxito del espectáculo Irving Berlin’s White Christmas parecía demostrar la vigencia de la
música de Berlin.
Tom Chambers y Summer Strallen |
Wax tuvo que convencer a las
hijas del compositor y a los propietarios del film. El primer paso para lograrlo era conseguir el apoyo al
proyecto de Ava Astaire, hija del bailarín.
A esta, la idea de una gran compañía haciendo Top Hat le encantó,
siempre que se alcanzaran los niveles de calidad que su padre había exigido a
sus obras más emblemáticas. Naturalmente, no hay nadie como Astaire, pero la
elección de Tom Chambers para el papel de Jerry Travers y del coreógrafo Bill
Deamer resultaron convincentes para Ava. Chambers, admirador de Astaire, es un
gran bailarín de claqué. Deamer, por su parte, había creado, unos años antes,
las coreografías del show Fred Astaire.
His Daughter’s Tribute en el London Palladium. En cuanto al papel de Ginger
Rogers, la elegante Summer Strallen le aporta su talento de bailarina. Las
hermanas Strallen, Summer y Scarlet, merecen un seguimiento de los aficionados
a la comedia musical.
Al hacerse teatral, el
espectáculo se amplía musicalmente para darle mayor duración y para posibilitar
las transiciones entre escenas. A los cinco números del film se añaden otros
temas clásicos de Berlin.
Sólo la música justificaría el
show, pero es que además la puesta en escena es brillante y los intérpretes se
dejan la piel en cada número. Los dos protagonistas están a la altura del reto
asumido. Los actores de reparto también son excepcionales. En mi opinión,
Martin Ball (Horace Hardwick) y Ricardo Afonso (Alberto Beddini) están
especialmente bien. El texto es propicio para el lucimiento de todos ellos. La
ligereza de una trama basada en el equívoco de identidades que sufre Dale Tremont entre su pretendiente,
Jerry Travers, y el marido de su amiga
Madge, Horace Hardwick, seduce a un público que se entrega por completo al
disfrute de unas situaciones cómicas muy eficaces. La ampliación del papel de
Beddini dándole un número propio es un acierto y provoca la hilaridad total de
la audiencia.
Por supuesto, yo esperaba con
especial ilusión los momentos mágicos que Astaire y Rogers habían inmortalizado
en la película. Y no me defraudaron. Top
Hat, White Tie and Tails, con Chambers y el coro de rigurosa etiqueta, los
duos de los protagonistas en Isn’t This A
Lovely Day (To Be Caught In the Rain?) –magnífico- y Cheek to Cheek me regalaron las esperadas dosis de felicidad. Los números añadidos son incuestionables.
Unos por adecuarse a las nuevas escenas, otros porque no se podía desperdiciar
la oportunidad de incluirlos en este homenaje a la música compuesta por Berlin
para Rogers y Astaire. Puttin’ On the Ritz sirve para abrir la
obra a lo grande, con un número neoyorquino;
I’m Putting All My Eggs in One
Basket nos muestra el talento de Chambers y Let’s Face the Music and Dance no podía faltar para procurar el
lucimiento del dúo protagonista y del magnífico cuerpo de baile del show.
Tom Chambers y ensemble |
Puro escapismo en un envoltorio
de seda. Un producto originado en plena
Depresión que ha aportado un poco de felicidad a millones de personas desde
entonces y que sigue demostrando su eficacia en estos momentos también
difíciles.
El sabor que deja Top Hat es el
del mejor champagne. Refinado y
clásico pero, a la vez, fresco y burbujeante. Felizmente embriagado, uno sale
del teatro sin poder evitar canturrear:
Heaven,
I’m in heaven…
J. L. Moreno.
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